Para los entendidos, el vino va más allá de ser una simple bebida alcohólica. El vino es historia, comida, química, cultura y, en última instancia, invita a la reflexión. El consumo rápido, la ingesta pasiva o el conformarse con un producto de mala calidad hacen que este líquido pase del punto de inspiración al olvido. ¿Cómo ralentizar el ritmo mientras el mundo se acelera? ¿Podemos pasar de la bebida a la degustación, o al menos encontrar tiempo para ambas? En este artículo se analizan métodos para convertirse en un bebedor consciente, en el que dar prioridad a la degustación con una conexión mente-paladar es como desarrollar un músculo, y beber es el pasado.
LA FORMA QUE TIENE LA MENTE DE CATAR EL VINO
En mis clases pregunto a los alumnos qué experiencia tienen con el vino y a menudo recibo el consabido "bueno, ¡yo bebo mucho!". No cabe duda de que es posible adquirir destrezas sensoriales mediante este tipo de ósmosis, pero la habilidad para apreciar las sutilezas del vino, sea cual sea su finalidad, incluye mucho más que las papilas gustativas.
En cambio, la mente puede ser nuestra herramienta más poderosa para degustar, y la acción de beber sin más no requiere la activación de nuestra mente. La pregunta es: ¿cuándo deseamos catar de forma reflexiva y cuándo optamos simplemente por disfrutar de una buena bebida? Por suerte, para la persona que busca un vino bien hecho, ¡recomendamos un régimen de ambos! Al fin y al cabo, la historia de la apreciación del vino ha definido regularmente un momento para celebrar y beber, y una priorización separada de la comprensión de la naturaleza psicológica de esta bebida fermentada clásica.
La degustación, o mindful drinking, requiere la activación de la mente para aprovechar nuestra memoria sensorial. Lo que hemos probado y olido en toda nuestra vida es un Rolodex que nos informa sobre nuestro entorno, incluido el vino que tenemos en la copa. Sin embargo, hay una razón por la que una persona puede meter la nariz en una copa, saber que hay aromas de fresa y no oler la fresa. Nuestra mente, tan poderosa como es, ha almacenado el recuerdo de las fresas que hemos comido en el pasado y ha combinado el olor, el sabor, el tacto y la vista para que podamos recordar nuestra experiencia con la fruta con todo detalle. Separar lo que sabemos sobre el olor a fresa sin el mismo aspecto, sabor y tacto de una fruta es, y debería ser, bastante difícil. No hemos entrenado nuestra mente para reconocer la fresa como un líquido alcohólico, no dulce, hecho de uvas. Las mentes fuertes y los recuerdos fuertes podrían rebelarse contra alguien que insistiera en que este zumo puede oler a cedro, a flores o a piña. Yo llegaría a diagnosticar a algunos de mis alumnos "rechazo aromático", es decir, la negación por parte de la mente de cierta asociación aromática debido a componentes sensoriales no coincidentes. "Huele a fresa, pero no parece ni sabe a fresa = no debe ser fresa". Por desgracia, este rechazo se produce demasiado rápido como para reconocerlo o evitarlo. En el momento simplemente sentimos que no olemos a fresa.
TIEMPO PARA HACER EJERCICIO
Fortalecer la conexión mente-paladar para evitar esta negación aromática nos tiende un puente para el recuerdo sensorial, y sólo es tan fuerte como nuestra rutina de ejercicios. Los profesionales y entendidos del vino pueden ejercitar el recuerdo sensorial como se entrena un músculo. Es importante seguir un régimen con varios tipos de ejercicios y repetirlos lo suficiente para ver resultados. Confíe en el proceso, ejercite la conexión mente-paladar cuando sea el momento adecuado para beber con atención y asegúrese de darse tiempo para ver los resultados. Éstos son los ejercicios de alta recompensa para empezar una rutina de cata fuerte:
1. REDUCIR LA VELOCIDAD EN EL MOMENTO ADECUADO
Dependiendo de su mentalidad y de la compañía en la que se encuentre, puede estar más o menos preparado para ejercitar sus músculos gustativos. Por ejemplo, intentar catar después de un largo día de trabajo puede ser menos eficaz que hacerlo a primera hora de la mañana, cuando se está más fresco. O, en un día libre, puede abrir una botella de vino y realizar una cata en solitario antes de sentarse a cenar con su familia. Esto puede variar de una persona a otra, pero hay que encontrar un momento en el que su mente esté centrada en el desarrollo de habilidades. A continuación, realice una cata completa que incluya evaluaciones de la vista, la nariz y el paladar. Existen guías públicas como la del Wine & Spirits Education Trust(WSET Level 2 in Wines Systematic Approach to Tasting Grid) y puede aprender más sobre la técnica de cata en cualquier clase de la Hill Country Wine Academy.
2. VERTER MÁS A MENUDO
Llenar demasiado la copa significa que has preferido beber a degustar, o que estás intentando degustar pero te lo estás poniendo más difícil. Cuando llenamos menos las copas, permitimos que los aromas del vino llenen más parte de la copa y fomentamos que el vino siga cambiando a medida que el líquido sube de temperatura gradualmente. Especialmente si está disfrutando de una botella en compañía, manténgase más en contacto con el vino vertiendo menos vino en su copa con más frecuencia. Consejo profesional: ¡Conviértase en el "escanciador" designado para su grupo!
3. AÍSLA TUS SENTIDOS
Empieza a entrenar tus sentidos de forma aislada para que no dependan unos de otros como deberían. Huele una fresa con los ojos cerrados mientras imaginas vino, e incluso mientras sostienes una copa de vino vacía. Esta práctica entrenará tu olfato al margen del resto de tus sentidos. Después, repítalo. Reconocer los aromas del vino será cada vez más fácil.
4. PROBAR MÁS DE LO QUE NO TE GUSTA
A nuestra mente le gusta captar y reconocer información nueva, por lo que beber y catar constantemente vinos que nos gustan significa que, con el tiempo, podemos estar embotando nuestro sentido de la degustación, ya que los aromas similares del vino nos resultan cada vez menos nuevos. La familiaridad puede ser un peligro para nuestro progreso. Para que el paladar siga percibiendo nuevos matices en el vino, debemos ponerle delante lo nuevo, y con frecuencia. Esto es similar al concepto de que oler granos de café en una perfumería ayuda a "resetear" el olfato. Mantenga la nariz alerta.
5. HAGA QUE SU DEGUSTACIÓN SEA DIGNA DE MENCIÓN
La forma en que almacenamos la información está relacionada con nuestras emociones y con lo fuertes o notables que sean. Por ejemplo, si una tarde come cerezas pasivamente, es posible que no recuerde exactamente cómo fue la experiencia. Pero su primera cereza, o una cereza que comió en una ocasión especialmente memorable, podría implantarse con fuerza en su cerebro. Cuando quiera desarrollar su sentido del olfato, asegúrese de estar activo o excitado. Juegue a algo, anímese o vaya a un lugar nuevo donde el recuerdo de la experiencia le ayude a reforzar los recuerdos sensoriales que almacenará.
Como en cualquier ejercicio, es importante estar en buena forma, de lo contrario el entrenamiento de fuerza se echa a perder. Practique sus habilidades con un instructor y luego aplique lo aprendido a los vinos con los que interactúa fuera de clase. Para encontrar la mejor manera de explotar su paladar, póngase en contacto con info@hcwineacademy.com o eche un vistazo a nuestra colección de cursos cortos.
¡Santé!

Palabras de Kelsey Kramer
Directora de Educación
Academia del Vino Hill Country
La Hill Country Wine Academy es un proveedor de cursos de certificación de vinos, formación continua y formación de personal. Obtenga la información más actualizada en www.hcwineacademy.com o a través de nuestro Boletín mensual gratuito.